The Skeleton in the Closet – Louis Armstrong
«Hay una mansión abandonada en una carretera olvidada donde los fantasmas suelen festejar. En una fiesta oscura y desenfrenada en esa mansión el esqueleto hace su aparición y los deja a todos boquiabiertos con su baile swing. Todos alucinan y a las brujas casi se les caen sus escobas cuando el esqueleto empieza a hacer su bouncing con el traqueteo de sus huesos. ¡Esto es Halloween! Bienvenidos a una noche de desenfreno y oscuridad a 170bpm en la cual todo el mundo puede mostrarse como le apetezca y acercarse al mundo de los no-vivos…»
La canción de esta semana pertenece a la película Pennies from Heaven (1936) y fue la primera aparición de Louis Armstrong en la gran pantalla. Poco habitual era tener a un actor negro entre actores blancos, cierto, pero además ése fue el primer largometraje en el que se puso en los créditos los nombres de todas las personas por igual. Resulta que Bing Crosby (la estrella blanca) era alumno y gran admirador de Armstrong, así que le consiguió el papel y ya veis el resultado, Louis Armstrong en su salsa como cuentacuentos y músico. Además, fijaos en el batería enmascarado, es ni más ni menos que Lionel Hampton justo antes de entrar a tocar en la banda de Benny Goodman gracias a un par de bolos que consiguieron entre Satchmo y Hamp durante ese verano de rodaje de la película.
Una curiosidad sobre el título y el protagonista de la canción: “a skeleton in the closet” («Un esqueleto en el armario») es una frase hecha inglesa que se refiere a un secreto inconfesable que pondría en duda la reputación de una persona. La expresión, como tantos otros “idioms” ingleses que se usan en las canciones swing, viene de una realidad pues hasta mediados del s.XIX no se permitió a los científicos investigar abiertamente con cadáveres humanos. A pesar de que la ejecución de criminales estaba a la orden del día en el s.XVIII, era muy poco probable que un médico pudiera mantener en su posesión cadáveres para analizarlos. Los que tenían la suerte de diseccionar el cuerpo de algún criminal solían guardarse bajo llave el esqueleto para investigaciones posteriores. Las supersticiones del pueblo en general hacían que tuvieran que esconder esos restos humanos, y ¿dónde los guardarían si no en un armario?
Bailad malditos, ¡¡bailad!!