Antonio Santamaría

Comenzó a tomar clases de Lindy hop en el 2014 y en ese momento su vida dió un giro de 180 grados. Allí donde suene swing lo encontrarás bailando, esta insaciable sed de bailar le ha llevado a evolucionar muy rápido y convertirse en un miembro destacado de la escena de Zaragoza. Ha estado en festivales nacionales e internacionales, ya que para él la formación continua es fundamental.

Se define como un lindy-adicto, siempre con los pies cargados para bailar y listo para disfrutar de cada baile como si fuera el último. Su fuerte: bailar desde la emoción, lo que transmite y contagia a todo aquel que baila con el. Considera que el baile la mejor herramienta terapéutica para disfrutar de la gente y la vida, por ello colabora activamente dentro de la escena swing aragonesa.

«Mi pasión es el Lindy Hop, que mejor que poder transmitirlo a otros a través de la enseñanza»